“Lo de la calabaza lo hacíamos pues para meter miedo, para asustar….Habia un barrio arriba y otro abajo. Y entonces cogíamos la calabaza, la preparábamos bien, metíamos una vela y nos poníamos por encima una sábana blanca para asustar a las que salían del rosario” (risas).

¿Y la calabaza como la cogíais, con las manos, para que parezca la cabeza?

“Sí, sí; la calabaza la poníamos así…para que pareciera la cabeza, la calavera, y después quedaba el cuerpo con la sábana y eso…Y hacíamos cosas con la mano, sacábamos una mano con un guante, y hacíamos cosas con la mano para asustar al que venía.

¿Dónde lo hacíais?

“En la bajada del cementerio, que hay un camino

¿Y te acuerdas de alguna anécdota?

“Pues sí, alguno lloró al ver la calavera (risas)

Nos lo contó Tinuca Ceballos, natural de Correpoco.

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